Un hombre joven muere y va al cielo donde encuentra una cola
con 2 personas esperando para entrar. San Pedro les dice a
los 3 que debido a que se han detectado tantos traficantes
de drogas y otros criminales en el cielo, han decidido endurecer
el proceso de admisión. Cada uno debe explicar la profesión
que tenía antes de morir y sus ingresos anuales. El
primero de la fila dice "Yo ganaba 1 millón de
dólares al año y era actor" y San Pedro
le abre la puerta. El segundo a su vez confiesa "Yo ganaba
250.000 dólares al año como abogado". San
Pedro duda por unos instantes pero también le deja
entrar. A continuación se gira hacia el tercero y le
dice "Y tú, ¿Qué hacías con
tu vida?" El tercer hombre responde "Yo ganaba 12.000
dólares al año
" y San Pedro le interrumpe
"Ah, no me cuentes más ¿De qué eras
profesor?"
Presente: Parece que existe consenso cuando se dice
que para los profesores, cualquier tiempo pasado fue mejor:
1. La educación está unánimemente mal
evaluada en la mayor parte de los países. Por mucho
que se declare públicamente, hoy es más un negocio
lucrativo que una prioridad de desarrollo porque de otra manera
no es posible explicarse la situación.
2. Los profesores están atrapados entre la espada
y la pared.
- a- Los Padres, que ponen a sus hijos en sus manos
(pasan más horas con ellos que en su casa), miran
con recelo su trabajo y sobre todo los resultados del mismo.
En realidad consideran al profesor como una niñera.
Lo primero que pregunta un padre a un profesor es "cómo
se portó mi hijo". Lo primero que pregunta un
padre a su hijo es "qué nota sacaste" y
lo segundo es "cómo lo pasaste en el colegio".
Nadie pregunta ¿Qué aprendiste?
- b- El Ministerio les controla y les responsabiliza
de muchos de los problemas de la educación. Lo injusto
es que un profesor está totalmente limitado por el
currículum dentro del que enseña y por las
metas que se le fijan.
- c- Los Clientes (alumnos) están por obligación
y no por su propia voluntad (incluso el servicio militar
es voluntario). Si preguntas a los alumnos en su primer
día de clase por qué están allí,
ninguno te dice que viene a aprender. Si les permites decidir
si quieren ir al colegio, es fácil adivinar su respuesta.
Si les preguntas por qué van a la Universidad, titubean
y no saben bien como explicarlo, simplemente van
Sin motivación es imposible aprender. Además,
para los alumnos, el profesor es un obstáculo en
su camino a conseguir sus objetivos que son pasar de curso
y obtener el título. Es una autoridad, una amenaza
que tiene su destino en sus manos, tiene el poder de decidir
sobre su futuro y por tanto es más temido que amado.
3. Todo parecido con lo que había imaginado un profesor
acerca de su profesión, es pura coincidencia. Sin entrar
a analizar los conflictos que suceden diariamente en las aulas,
aquellos profesores con verdadera vocación se encuentran
con una realidad de sueldos escasamente competitivos, alumnos
poco interesados, rutinas frustrantes a la hora de impartir
la enseñanza en el aula (los mismos contenidos año
tras año) y múltiples tareas administrativas.
Con 30 alumnos por profesor, la labor a realizar es quijotesca
más aun sabiendo como sabemos que la mejor educación
es el 1 a 1.
4. Ante la Tecnología, los profesores reaccionan con
un miedo atávico imaginando que van a ser sustituidos
por máquinas que harán su trabajo mucho más
eficientemente, por sueldos ridículos, sin protestar
y sin necesidad de vacaciones. Por supuesto, nada de eso va
a suceder pero ellos no terminan de creerlo.
En definitiva, se ha producido una evidente perdida de prestigio
y de respeto hacia los profesores. Hemos pasado demasiado
abruptamente de una sociedad con demasiada autoridad a la
perdida casi absoluta de la misma. Una de las cosas más
gratificantes para cualquier persona es que reconozcan la
labor que realizas. En un restaurant, un cliente te felicita
cuando le gusta la comida. A un arquitecto o a un médico,
sus clientes o sus pares le reconocen con entusiasmo su trabajo.
Sin embargo para los profesores esa satisfacción se
produce muy aisladamente. Basta mirar la cara de la gente
para hacerse una idea de cuan contentos están con lo
que hacen. Hace tiempo que los profesores no tienen buena
cara.
Futuro
¿Qué ha sucedido? ¿El rol del profesor
es menos importante que antes? Desde luego que no. Dudo que
exista responsabilidad mayor que preparar a los jóvenes
para la vida que les espera. Es factible aprender por uno
mismo, de hecho tú eres tu mejor profesor, pero claramente
aprendemos mejor apoyados por alguien que sabe más
que nosotros, que nos guía y nos ayuda cuando no somos
capaces de resolver los problemas por nosotros mismos.
¿Hay esperanza? Por supuesto, en la sociedad del conocimiento,
todo lo relacionado con el aprendizaje cobra una importancia
vital, por tanto el futuro de los profesores es muy prometedor
y solo puede mejorar pero para ello es imprescindible redefinir
su rol y sobre todos ayudarles (educarles) para que sepan
cómo desempeñarlo.
Hace algunos años escribí un artículo
sobre el rol del profesor en el mundo virtual que tiene bastantes
aspectos en común con esta columna http://tokland.com/elearning/?p=80
A continuación planteo algunas ideas:
1. Redefinir el rol: Evidentemente, el rol del profesor
como lo hemos conocido por suerte ya no va a regresar y se
va a ir definiendo un rol diferente, mucho más divertido,
enriquecedor y de mayor impacto. Los profesores ya no son
los depositarios del conocimiento sino que van a tener que
especializarse en aquello en que sean mejores que los computadores
Una de las responsabilidades de los profesores va a consistir
en gestionar personas y gestionar relaciones entre personas,
es decir ayudarles a desarrollar todas aquellas competencias
de habilidades sociales y de relación interpersonal
que sabemos son esenciales, que permanecen invariables generación
tras generación, que jamás la educación
ha tenido en cuenta (ya que no se pueden enseñar directamente
y por tanto son difíciles de evaluar) y que un computador
no puede abordar: Comunicarse y comunicar a otros, razonar,
relacionarse con los demás, trabajar colaborativamente,
negociar, liderar, convivir con el fracaso, innovar, expresarse
adecuadamente, etc. Podemos poner a los computadores a buscar,
almacenar, memorizar y entregar información en múltiples
formatos mientras las personas podemos dedicar nuestro tiempo,
esfuerzo y cerebro a pensar, a soñar y a imaginar.
Hay que dejar que los computadores hagan el trabajo sucio.
En la sociedad del conocimiento, el aprendizaje es la habilidad
más importante. Por esa razón, otro aspecto
clave consiste en erigirse en un entusiasmador, transmitir
la pasión por aprender, motivar, proponer desafíos,
indicar caminos, plantear preguntas y en general hablar menos
(ojala solo cuando el alumno se lo pida) y escuchar más
porque para entregar contenidos los computadores tienen una
capacidad inigualable. En este rol, una competencia esencial
consiste en dar el feedback y el apoyo adecuado a cada alumno
en el momento que lo necesite y en evaluar (no a través
de exámenes) cuándo un alumno está preparado
para avanzar hacia tareas más complejas. En definitiva,
un cambio radical que ya iniciaron por ejemplo algunos profesores
de Master que utilizan metodologías como los casos
donde plantean escenarios a los alumnos y les piden que trabajen
en resolverlos. El drama de nuevo es que nadie les ha preparado
para enfrentar esta realidad que sin duda aporta mucho mayor
valor a los alumnos, al sistema y sobre todo a ellos mismos.
2. Tecnología: Al igual que es imposible trabajar
sin apoyarse en tecnología, va a ser imposible aprender
sin usar tecnología y esto abre un campo insospechado
porque los computadores están mejor preparados que
las aulas para practicar y aprender haciendo. Esto ya está
produciendo algunos cambios drásticos como por ejemplo
que los profesores no son aquellos que están en la
zona geográfica más próxima al lugar
donde viven sus alumnos sino que un alumno puede aprender
de los mejores profesores del mundo y tener compañeros
universales gracias a la tecnología. Y la tecnología
introduce un concepto nuevo que debe revolucionar la formación
y que abordaremos en otra columna: El Aprendizaje Just In
Time.
3. Personas con experiencia: Los profesores debiesen
ser mayoritariamente personas con experiencia, desde desempleados
con dificultades para reinsertarse en la vida laboral hasta
jubilados que en un determinado momento de su vida están
dispuestos a retribuir a la sociedad todo lo que esta les
ha entregado. Hay una frase que se escucha frecuentemente:
"Profesores tuve muchos pero maestros muy pocos".
Debiésemos reconsiderar el ancestral sistema de educación
tribal, que tiene miles de años de antigüedad
y donde los ancianos tenían la responsabilidad de educar
a los jóvenes mediante la observación, el ejemplo,
las historias y sobre todo, pasando mucho tiempo con ellos.
Si somos honestos, debemos reconocer que un joven profesor
de 30 años todavía tiene pocas experiencias
de vida valiosas que transmitir y no le queda más remedio
que entregar contenidos.
4. Toda la sociedad involucrada: Si la Educación
es lo MÁS importante entonces toda la Sociedad tiene
que estar involucrada, no solo los profesores. Abogados, médicos,
futbolistas, bailarinas, jardineros, policías
todos debiesen tener un papel que cumplir, una experiencia
que contar, un enfoque que aportar. No hace falta ser pedagogo
para educar. Si los responsables de la educación son
profesores, lo normal es que formen profesores. Seria muy
difícil que un profesor formase a un profesional como
difícil sería que un medico formase a un abogado.
Una parte de la jornada laboral de cada persona debiese estar
dedicada a contribuir con la educación.
5. Incentivos: Si la Educación es lo MÁS
importante, estamos obligados a dar a los profesores un estatus
acorde con la responsabilidad que tienen entre manos. Hoy,
los incentivos y los estímulos para los jóvenes
están puestos en cualquier otra dirección.
6. Innovar: Hace 1 semana leía una entrevista
con Alvin Toffler, uno de los más importantes pensadores
todavía vivos que decía lo siguiente: "Tenemos
un problema cuando los negocios avanzan a 100Km/hr y el sistema
educacional a 10Km/hr. Aún en mi país, no se
está preparando a la gente para la economía
en que tendrán que vivir"
Si hablamos de innovación, entonces no puede haber
límite en las preguntas que nos hagamos: ¿Qué
entendemos por educación? ¿Para qué educamos
a los jóvenes? ¿Debe existir la escuela? ¿Tiene
sentido que la educación ocurra durante 20 años
entre las 4 paredes de un aula llena de mesas y sillas dentro
de un edificio cuando el mundo es variado, complejo, global
y diverso? ¿Debe todo el mundo aprender lo mismo? ¿Por
qué el colegio dura 12 años y no 5 ó
20? ¿Por qué la universidad dura 5 años?
La educación tiene principio y fin pero el aprendizaje
dura toda la vida
El afamado discurso de Steve Jobs
es un buen ejemplo de ello http://www.youtube.com/watch?v=ykUyVFkizfQ
y Roger Schank por su parte ya ha puesto en marcha una interesante
iniciativa al respecto que se puede ver en www.engines4ed.org
7. Perfil de alumnos: No podemos obviar que el perfil
de los alumnos ha cambiado radicalmente (por primera vez en
la historia, hay áreas en que los alumnos saben más
que los docentes). Simplificándolo mucho, hay 2 aspectos
en los que son muy diferentes a todos los alumnos de generaciones
anteriores:
- a- Quieren participar y no solo escuchar pasivamente lo
que otra persona les dice. Mientras vivimos en la era de
You Tube, en el aula hay poco dialogo y demasiado monólogo.
- b- Quieren recibir servicios a la carta y personalizados
según sus intereses y necesidades propios de cada
uno.
Esto ocurre porque viven en un mundo donde crecientemente
participan por múltiples vías y donde exigen
y compran productos y servicios diseñados a su medida.
Estas generaciones van a cambiar las empresas y la forma
de liderar y trabajar (donde va a ser más importante
seducir que obedecer). Hay que preguntarles a ellos cómo
sería su educación ideal, hay que contar con
ellos para diseñarla y hay averiguar cuáles
son sus objetivos en lugar de hacer tanto énfasis
en que adhieran a los nuestros porque no lo van a hacer.
No albergo duda alguna acerca de que quienes leen esta columna
aman la educación, saben que es primordial y aunque
no trabajen en ese ámbito, tienen un juicio fundado
con conocimiento de causa después de haber pasado al
menos 12 años de su vida en un aula.
Los profesores son indudablemente parte del problema
y de la solución. También ellos necesitan aprender
y me temo que han perdido la habilidad de aprender de tan
centrados que están en enseñar y crear ambientes
de aprendizaje para sus alumnos. Necesitamos que reflexionen
sobre sus propios procesos y lleguen a la conclusión
de que no podemos seguir educando a los jóvenes del
SXXI con profesores del SXX, usando metodologías del
SXIX y con un curriculum del SXVIII. Parece que nadie se ha
parado a pensar cuánto le cuesta un país la
MALA educación. ¿Os imagináis qué
pasaría en nuestra sociedad si de repente nadie quisiera
ser profesor?
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El ocio, dice un amigo, es un momento de creación.
Razón tiene: hacer jugar a los empleados con propósitos
estratégicos y en un entorno laboral que garantice
la belleza es una metodología que reporta muchos beneficios.
Tuve la suerte de estar en Puerto Varas. Una ciudad hermosa,
relajada, acogedora, en un entorno natural sobrecogedor. Una
vez un amigo catalán me dijo: "Paisajes como éste
motivan hasta al hombre más yermo". Sercotec organizó
ahí un seminario sobre competitividad digital para
micro y pequeños empresarios. Me sorprendió
gratamente la convocatoria. Cerca de 200 empresarios(as) llegaron
para escuchar a una docena de expositores, entre quienes me
encontraba. El propósito era promover la utilización
de las nuevas tecnologías en la innovación de
la gestión empresarial. Mi presentación era
sobre ¿cómo innovar? Dado que eso se está
levantando como valor incuestionable para el desarrollo de
los países, aquí están las 10 ideas sobre
cómo hacerlo, tal como lo expuse en el seminario.
Primero: la innovación es explotar ideas que
tienen éxito en el mercado, aquellas a la que los clientes
atribuyen valor. Esto viene definido no sólo por las
características funcionales del producto o servicio,
sino por la percepción subjetiva que el cliente tiene.
Ellos cada vez se interesan más por los intangibles
de los nuevos productos o servicios.
Segundo: no es una actividad discreta, sino un proceso
continuo y sistemático. No se puede innovar un día
y luego dejarlo de lado. Ha de ser una actividad constante,
además de sistemática. Debe obedecer a una estrategia
o a una carta de navegación flexible, que se adapte
a los constantes cambios del entorno. La innovación
requiere mucho trabajo, no sólo inspiración.
Tercero: no es tecnología. Forma parte de ella,
pero no es la clave. La innovación es una actividad
que desarrollan las personas en la empresa. Ellas dominan
el negocio -o partes de él- y las que tienen la llave
para mejorarlo o reinventarlo.
Cuarto: se genera en la empresa, no en el exterior.
A menudo los departamentos de I+D traen ideas de fuera. Las
más innovadoras hacen que las personas de dentro sean
las creadoras de ideas. El benchmarking es sólo un
ejercicio referencial, no para imitar lo realizado o sustituir
la capacidad creadora de la propia empresa.
Quinto: la innovación requiere creatividad.
Las empresas deben confiar en la capacidad creativa de sus
empleados. Pero no basta con eso. Además, se deben
crear las condiciones que produzcan la creatividad. Muchas
empresas innovadoras generan espacios para compartir ideas,
brainstorming, comunidades de prácticas, etc. El ocio,
dice un amigo, es un momento de creación. Razón
tiene: hacer jugar a los empleados con propósitos estratégicos
y en un entorno laboral que garantice la belleza es una metodología
que reporta muchos beneficios.
Sexto: no son sólo ideas. Se debe identificar
el valor que aportan al cliente. Para innovar se debe conocer
qué piensan y cuáles son sus necesidades. La
empresa debe motivar la discusión sobre qué
es el valor. Esto enriquece la relación con los clientes.
Otra forma de conocer el valor que perciben ellos es mediante
observatorios que analicen sus necesidades y escudriñen
el mercado: en qué está la innovación,
los competidores, los aliados, etc.
Séptimo: fomentar la curiosidad y la intuición.
No sólo somos seres racionales. Tenemos una arraigada
dimensión emocional e intuitiva. La empresa puede beneficiarse
si consigue "explotarla" en sus empleados y alinearla
con una estrategia del negocio.
Octavo: la organización se debe disponer para
acoger la innovación y la creatividad. Para ello la
empresa debe crear espacios de colaboración. Las comunidades
de prácticas y los blogs son espacios de colaboración
y de intercambios. La innovación es exitosa mientras
más ideas se expongan. La diversidad de ideas es el
caldo de cultivo para la innovación. Estos espacios
deben ser de hibridación, de pluralismo; es decir,
de personas con miradas diversas de las cosas.
Noveno: la empresa debe conectarse con fluidez a su
ecosistema. La innovación requiere que ella esté
vinculada a los clientes, proveedores, aliados y competidores.
Saber escucharles es una práctica necesaria en el mundo
de hoy.
Décimo: la innovación exige una fuerte
dosis de liderazgo. Pero no de un ejercicio del liderazgo
cualquiera, sino de aquel facilitador de un proceso adaptativo.
Ponerse frente a un proceso innovador significa, por otro
lado, desafiar el paradigma vigente, los supuestos sobre los
que se funda el estado de cosas. Pericles lo decía:
"El secreto de la libertad es la valentía".
Liderar para innovar requiere de mucho arrojo para resistir
los vientos conservadores.
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For a few years, in the early 90's, I was on the Board of
Editors of the Encyclopedia Britannica. Most everyone else
on the board were octogenarians -- the foremost of these,
since he seemed to have everyone's great respect, was Clifton
Fadiman, a literary icon of the 40's. When I tried to explain
to this board the technological changes that were about to
come that would threaten the very existence of the the Encyclopedia,
there was a general belief that technology would not really
matter much. There would always be a need for the encyclopedia,
and the job of the board would always be to determine what
knowledge was the most important to have. Only Clifton Fadiman
seemed to realize that my predictions about the internet might
have some effect on the institution they guarded. He sadly
commented, "I guess we will just have to accept the fact
that minds less well educated than our own will soon be in
charge."
Note that he didn't say "differently educated,"
but "less well educated." For some years the literati
have held sway over the commonly accepted definition of education.
No matter how important science and technology seem to industry
or government or indeed to the daily life of the people, as
a society we believe that those educated in literature and
history and other humanities are in some way better informed,
more knowing, and somehow more worthy of the descriptor "well
educated."
Now if this were an issue confined to those who run the elite
universities and prep schools or those whose bible is the
New York Review of Books, this really wouldn't matter all
that much to anybody. But this nineteenth century conception
of the educated mind weighs heavily on our notions of how
we educate our young. We are not educating our young to work
or to live in the nineteenth century, or at least we ought
not be doing so. Yet, when universities graduate thousands
of English and history majors, it can only be because we imagine
that such fields form the basis of the educated mind. When
we choose to teach our high schoolers trigonometry instead
of, say, basic medicine or business skills, it can only be
because we think that trigonometry is somehow more important
to an educated mind or that education is really not about
preparation for the real world. When we focus on intellectual
and scholarly issues in high school as opposed to more human
issues like communications, or basic psychology, or child
raising, we are continuing to rely upon out dated notions
of the educated mind that come from elitist notions of who
is to be educated.
We argue that an educated mind can reason, but curiously
there are no courses in our schools that teach reasoning.
When we say that an educated mind can see more than one side
of an argument we go against the school system, which holds
that there are right answers to be learned and that tests
can reveal who knows them and who doesn't. Indeed the entire
government testing campaign is all about learning the right
answers. It is not about debate or being able to show that
you can see both sides of an issue. We are training parrots
not reasoners.
It seems to me that understanding the basics of telecommunications
is more important than understanding basic chemistry in today's
world. And, as heretical as it may seem, I believe that knowing
HTML is more important than knowing French for today's high
school student. There are choices that have to be made, and
even if you don't agree with the ones I might make, where
is the national debate about this? It will not take place
until our fundamental conception of erudition changes or until
we realize that the schools of today must try to educate the
students who actually attend them as opposed to the students
who attended them in 1892 when the current curriculum was
put in place.
And while we are at it, how about ethics, or child raising,
or marriage? These non-intellectual subjects are unimportant
in a high school's academic curriculum. Why is that? because
we still think we are educating the elite who will have to
little more than debate the classics and show off their erudition.
But, it just isn't so. The average college student isn't erudite
despite our attempts to march him through a liberal arts curriculum.
The average college student is just trying to get through
the ordeal of college and get his degree so he can go off
and pursue his life as an investment banker or lawyer.
The 21st century conception of an educated mind is based
upon old notions of erudition and scholarship not germane
to this century. The curriculum of the school system bears
no relation to the finished products we seek. We need to rethink
what it means to be educated and begin to focus on a new conception
of the very idea of education.
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