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¿Sabes aprender? Si. ¿Sabes cómo
aprendes? Lamentablemente NO
Javier Martínez Aldanondo,
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl
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"Educación es lo que queda después
de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela". Albert
Einstein.
Os propongo que hagáis el siguiente experimento:
Preguntad a la gente de vuestro entono que os digan "cómo
se aprende". No sólo os vais a recibir una gran
variedad de respuestas, sino que la mayor parte de ellas
serán vagas e imprecisas.
¿Sabéis por qué tenemos tantos problemas
con la educación de nuestros niños y jóvenes
y con la formación de los trabajadores? La respuesta
es muy fácil: Porqué los responsables de diseñar
la educación/formación no tienen apenas idea
acerca de cómo aprenden las personas realmente.
¿Y estas mismas personas saben aprender? Indudablemente,
de no ser así nunca habrían sido capaces,
por ejemplo, de caminar, hablar y desarrollar el resto de
habilidades necesarias para operar en el mundo y que les
han permitido progresar exitosamente.
¿Es posible saber aprender pero no saber cómo
se aprende? Desde luego. Esta paradoja explica la gran cantidad
de cosas que sabemos hacer pero que al mismo tiempo somos
incapaces de explicar cómo las hacemos. Y eso ocurre
porque el conocimiento es inconsciente y en cierta forma
traicionero, lo tienes pero no sabes que lo tienes, parece
como si no quisiera ser descubierto. Por ejemplo, lo más
probable es que la mayoría de personas que están
leyendo estas líneas sepan andar en bici y obviamente
hablar. Sin embargo, si les pido que anoten en un papel
como andan en bici y como hablan, les costará un
gran esfuerzo hacerlo y el resultado de lo que escriban
será muy pobre comparado con su capacidad de andar
en bici o hablar. Y si yo entrego esos textos a alguien
que no sabe ni andar en bici ni hablar, no le va a servir
absolutamente de nada.
Sabemos mucho más que lo que somos capaces de explicar.
Lo que ocurre es que saber hacer algo no significa saber
cómo se hace y, menos aun, saber cómo enseñar
a otros a hacerlo. Necesitas ser consciente de lo que sabes
y de cómo ocurre eso que sabes.
Analicemos las 2 partes de la paradoja:
1. Saber aprender:
Cómo vimos en la columna anterior,
si estás vivo significa que sabes aprender. En realidad,
no te queda más remedio que saber aprender porque
lo necesitaste para crecer. Se trata de un acto involuntario.
Todos los seres vivos saben aprender y, obviamente, no necesitaron
hacer curso alguno para ello. La forma más evidente
de contemplar a un ser humano en pleno proceso de aprendizaje
ocurre cuando eres padre y observas a tus hijos pequeños.
¿Cómo es posible que sepan hablar sin haber
recibido clases ni ser capaces de definir lo que significan
las palabras que usan, sin saber gramática, sin distinguir
un verbo de un sustantivo o de un pasado pluscuamperfecto?
Contaré una historia gastronómica (para no
repetir la de las llaves
en Córdoba) que demuestra que las personas saber
aprender perfectamente, lo hacen a cada instante y desde
luego, sin darse cuenta.
Imaginad que invito a un amigo mío que vive en la
selva a comer en un Mc Donalds. Mi amigo sabe lo que es
un restaurant pero se fue a la selva hace ya tantos años
que jamás ha puesto sus pies en uno de comida rápida.
Tanto él como yo tenemos objetivos (inconscientes)
como saciar el hambre, disfrutar de una conversación
agradable, pasar un buen rato poniéndonos al día
de nuestras respectivas vidas, etc. Para alcanzar esos objetivos,
mi amigo y yo nos trazamos un plan (inconsciente de nuevo,
como pasar a buscar a mi amigo a su hotel, conducir hasta
el Mc Donalds, comer, etc.) lo que genera que tengamos expectativas
de cómo van a suceder las cosas (inconscientes una
vez más, como que mi amigo estará en el hotel,
el Mc Donalds estará abierto, etc). Una vez comenzamos
a ejecutar el plan, algunas de las predicciones que se había
hecho mi amigo empiezan a fallar. Cuando entramos en el
Mc Donalds, mi amigo queda desorientado porque nadie le
recibe en la puerta, ni le lleva a una mesa, ni le trae
la carta, ni le recomienda un vino
Al contrario,
tiene que hacer la cola de pie, descifrar el limitado menú
en un confuso letrero, pagar antes de comer, llevarse él
su comida y recogerla al finalizar, comer sin cubiertos
No entiende nada, sus expectativas han sido bruscamente
destruidas por una realidad que desconocía. Y en
ese instante, se desata un proceso imparable para tratar
de entender qué está pasando. Ese proceso
se llama APRENDER y se dispara una vez que te equivocaste
(tus expectativas fallaron) y tratas de explicarte por qué
(reflexión). Obviamente, mi amigo pronto llega a
la conclusión de que existe un tipo de restaurantes
nuevo lo que le obliga a actualizar y corregir la "teoría"
que tenía sobre los restaurantes e incluir una nueva
"categoría" (los de comida rápida)
y almacenar esta nueva experiencia en su memoria. Sin embargo,
el proceso de aprendizaje no está concluido y no
lo estará hasta la siguiente ocasión en que
pise un Burger King por ejemplo. Si le vuelve a suceder
lo mismo, mi amigo simplemente no aprendió. Pero
si en ese momento recuerda cómo ocurren las cosas
en ese tipo de restaurantes (su experiencia anterior en
Mc Donalds), actúa acorde a ello y sus expectativas
se cumplen, significa que aprendió. Por esa razón,
aprender significa acumular experiencias reutilizables en
el futuro.
Como en el caso de mis hijos, para aprender no es imprescindible
sentarse en un aula, que haya cursos, clases, asignaturas,
profesores, exámenes, notas y todo ese ritual artificial
que hemos sufrido (y siguen sufriendo) durante tanto tiempo.
Parece evidente que hasta que no haces no puedes decir que
sabes. Lo malo es que no es suficiente porque sigues sin
saber cómo lo haces.
2. Saber cómo se aprende:
A muy grandes rasgos, y conceptualizando el ejemplo del
Mc Donalds, así ocurre el proceso de aprender
a. El aprendizaje empieza con un Objetivo. Para aprender
necesitas tener objetivos que alcanzar, sobre todo, objetivos
que te importan mucho y te importan a ti y no a otros.
A esto se le llama también motivación que
es la energía que mueve el aprendizaje. Satisfacer
al profesor o sacar buenas notas no son ejemplos de objetivos
que te importen demasiado. Saciar el hambre y pasar un
rato con tu mejor amigo si lo son. Aprender es un medio
para alcanzar un fin, la clave es tener claro desde el
principio cuál es ese fin que le interesa al alumno
al que quiero enseñar.
b. El aprendizaje empieza cuando fallan las Expectativas
(error). Las personas nos trazamos planes para alcanzar
esos objetivos. Cuando dichos planes fallan y no se cumplen
nuestras expectativas (para mi amigo, el mundo funciona
al revés en el Mc Donalds) se abre la ventana dónde
estás preparado para aprender. Provocar el error
es una estrategia crítica para aprender.
c. Aprender depende de Recordar. Si hoy no eres capaz
de recordar cosas que supuestamente "aprendiste"
años atrás, no te engañes, simplemente
no las aprendiste. Si la siguiente vez que mi amigo pise
un local de fast food, vuelve a tropezar en la misma piedra,
significa que no aprendió. Por suerte, las personas
gozamos de mentes inteligentes que nos dicen qué
hacer en cada momento a partir de las experiencias que
vamos acumulando.
La conclusión es que para aprender necesitas motivación,
necesitas tiempo y sobre todo necesitas mucha Práctica.
Sin práctica, no hay aprendizaje posible. Si la vida
consiste en hacer cosas, entonces aprender tiene que consistir
en hacer, ojala, esas mismas cosas, una y otra vez hasta
que se vuelvan inconscientes y no seas siquiera capaz de
explicar cómo las haces. Si se aprende haciendo,
entonces cualquier experiencia de aprendizaje (curso, taller,
seminario, etc.) tiene que consistir en hacer y no en mirar,
ni escuchar o leer.
De esta manera es como hemos aprendido casi todo lo que
sabemos: Nos interesa algo, tratamos de obtenerlo, fracasamos
en el intento, intentamos entender por qué, corregimos
nuestro plan, lo intentamos de nuevo hasta que finalmente
lo obtenemos. Comparad este ciclo con lo que ocurre en cualquier
proceso educativo formal. Todo parecido con la realidad,
es pura coincidencia.
Nada de esto es ninguna novedad. Aristóteles (384
- 322 AC) afirmaba "Lo que tenemos que aprender lo
aprendemos haciendo". Sin embargo, la gran mayoría
de los habitantes del planeta parece ignorarlo porque abraza
fervientemente un modelo totalmente contrario que consiste
en que:
- El lugar para aprender es un aula (del colegio, la universidad
o la empresa). Bajo esa premisa, la formación en
las empresas copia el modelo del colegio.
- Para que ocurra aprendizaje tiene que haber un
profesor.
- Para que ocurra aprendizaje tiene que haber un
contenido (asignatura).
- Cuanto más sabe y más habla el
profesor, mucho mejor.
- El rol del alumno es escuchar, tomar notas e
interrumpir lo menos posible.
- Aprender significa estudiar.
- Para verificar si aprendiste hay que hacer un
test o un examen (casi siempre teórico).
- Si sacaste buenas notas en el examen, podemos
estar seguros de que aprendiste.
No podemos permitirnos que quienes gestionan, diseñan
e imparten la educación no sepan cómo se aprende.
Resulta inconcebible, que los seres humanos seamos verdaderas
máquinas de aprender y al mismo tiempo, cuanto tenemos
que decidir cómo educar a nuestros semejantes (posiblemente
el acto humano más importante que existe) hagamos
justo lo contrario. Mientras los responsables de formación
de las empresas sigan diseñando o comprando programas
y cursos sin tener esta máxima bien presente, seguirán
tirando el dinero. Mientras no seas consciente de cómo
se aprende, estás inhabilitado para gestionar y diseñar
programas, curriculums o cualquier experiencia de aprendizaje.
Es demasiado peligroso dejar la educación y la formación
en manos de gente que no comprende cómo aprenden
las personas. Mientras ese contrasentido siga vivo, lo que
tendremos no podrá ser sino la consecuencia y el
reflejo de esa triste realidad.
El 26 de agosto reflexionaremos precisamente sobre trazarse
Objetivos y Aprender lo necesario para alcanzarlos en el
marco del Taller de Apertura del congreso Percade La Araucana
http://portal.laaraucana.cl/wps/wcm/connect/La%20Araucana/araucana/campanas/percade_2009
"No basta con saber, hay que querer. No basta con
querer, hay que hacer". Goethe.
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¿Cómo conseguir llevar a cabo proyectos exitosos?
Marcelo Lasagna, Gerente Sector
Público de Catenaria
mlasagna@catenaria.cl
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La vida profesional de los tiempos que corren está
marcada por la realización de proyectos, emprendimientos
e innovación. Un proyecto es la sistematización
de un plan de trabajo para alcanzar un objetivo, el emprendimiento
es la capacidad de las personas que lo impulsan para alcanzar
ese objetivo; la innovación es la percepción
que tienen los impulsores de la relación que tiene
su propuesta con el valor que la gente le da. Estamos en
forma constante formulando proyectos en un entorno en el
que las necesidades cambian dinámicamente, y eso
nos exige algunas nuevas capacidades para afrontarlos.
Eduard Punset, divulgar científico y economista,
en su interesante libro Adaptarse
a la Marea nos deja algunas interesantes ideas basadas
en el biomimetismo; esto es, en observar cómo funciona
la naturaleza e imitar de ella aquellos procesos que realiza
en forma armoniosa y bella para aplicarlos a la vida humana.
Esto significa ver la naturaliza como una gran maestra y
aprender de ella para hacer una vida sana y sostenible.
La biomímesis presenta una era basada no en lo que
podemos extraer de los organismos y sus ecosistemas, sino
en lo que podemos aprender de ellos. Este enfoque difiere
enormemente de la bio-utilización, que supone cosechar
un producto o productos como, por ejemplo, cortar madera
para hacer pavimentos o recolectar plantas medicinales.
La biomisesis se aplica a un sinfín de campos, desde
la producción de nuevos materiales, como por ejemplo
el velcro, o los estudios que actualmente se hacen para
conseguir replicar la tela de araña, cuya resistencia
es cinco veces superior a la del acero, pero flexible. Aplicaciones
en la medicina estudiando del comportamiento de los insectos
de modo que nos digan qué plantas pueden ser buenas
apuestas para nuevas medicinas. Otras aplicaciones sobre
economía, eficiencia, cooperación y reciclaje
al mercado: en Chattanooga, Brownsville, Baltimore y Cape
Charles, por ejemplo, se están construyendo polígonos
industriales que funcionan en un ciclo cerrado, que emulan
los patrones de ecosistemas maduros como los bosques de
secuoyas. Se está estudiando el mejillón azul,
que se agarra a las rocas gracias a una sustancia adhesiva
que puede hacer lo que las nuestras no pueden: secarse y
pegar bajo el agua. Hay diferentes equipos tratando de mimetizar
este pegamento subacuático. Otros estudiosos están
mimetizando las estrategias de selección natural
como herramientas para optimizar software llamados "algoritmos
genéticos". Las aplicaciones son muchas, tantas
como el amplio crisol de la actividad humana.
Sin embargo, aquí me interesa un campo en particular:
las organizaciones. Y, con ello, lo que hacen las personas
dentro de ellas. Las estrategias llamadas extractivas, que
expolian el medio, forman parte de una visión de
mundo que poco a poco vamos abandonando. Las nuevas estrategias,
los nuevos proyectos deben llevar en su ADN la sustentabilidad,
el movimiento armónico con su entorno humano, social
y ecológico. La naturaleza nos ofrece grandes lecciones
para incorporar en nuestro hacer una nueva mirada de cómo
operamos y cómo alcanzar beneficios de largo plazo.
Los insectos sociales son un ejemplo de organización
inteligente. En esencia, creemos que los insectos sociales
han sido muy exitosos - han sobrevivido a casi todos cambios
del planeta y viven en diversos ecosistemas - por tres características
fundamentales :
- Flexibilidad (la colonia puede adaptarse a un
entorno cambiante);
- Robustez (incluso cuando uno o más individuos
fallan, el grupo todavía puede desempeñar
sus funciones), y
- Auto-organización (actividades no son supervidas
ni a nivel central ni a nivel local, es un sistema distribuido).
Los dos primeros atributos son muy reconocidos por los ejecutivos
de negocios, se relacionan fácilmente con ellos,
pero a menudo son muy reacios a la tercera, que es quizás
el más intrigante. A través de auto-organización,
el comportamiento del grupo emerge de la interacción
colectiva de todas las personas. De hecho, un tema crucial
y recurrente en un enjambre inteligente es que incluso si
los individuos siguen reglas simples, el comportamiento
grupal resultante puede ser sorprendentemente complejo y
muy eficaz. Y, en gran medida, la solidez y la flexibilidad
son una propiedad emergente de la auto-organización.
Conocer cómo funcionan los procesos organizativos
de los insectos sociales podría arrojarnos luces
para emprender proyectos y estrategias de negocio exitosas
y sustentables.
Punset, muy lúcidamente, siguiendo algunos ejemplos
de la naturaleza nos propone una fórmula para conseguir
emprender proyectos exitosos. Una adaptación de la
original es la que les planteo aquí.
La fórmula de proyectos exitosos (E) tiene los siguientes
componentes:
TP = Tiempo Psicológico se refiere al rol
de las emociones en lo que hacemos. A diferencia del tiempo
físico que es cartesiano. La emoción es absolutamente
indispensable para lanzar un proyecto, poniéndose
asimismo en el lugar de los demás. La emoción
es el multiplicando de todos los otros factores juntos.
Si no hay emoción en un proyecto mas que reducirse
las posibilidades, no hay ninguna de conseguir éxito.
I = Interactividad es un atributo de los homínidos
heredados de los primates, que son animales muy sociales.
Hoy más que nunca en la historia de la humanidad
se plantea como exigencia de cualquier actividad humana
la creación de redes. Ningún proyecto puede
conseguir sus objetivos si éste es una cruzada de
un "llanero solitario". La información
sólo fluye a través de redes de personas que
la utilizan para darle valor agregado. La comprensión
de la complejidad exige un abordaje colectivo.
A = Aceleración es la innovación para
el mundo de los negocios y las organizaciones. Buscar la
diferenciación es una estrategia clave para los proyectos
exitosos. Sin ella difícilmente se logrará
consolidar un proyecto. Para ello se requiere moverse en
los vértices de las fronteras, desafiar los supuestos
y lo establecido y, por ende, asumir riesgos. El mundo incierto
en el que vivimos demanda a la organizaciones (y las personas)
constante innovación. Reinventarse para adaptarse
a los cambios constantes del entorno. La naturaleza es maestra
en dinámica de adaptación. Mutar más,
y no menos, en entornos turbulentos, como lo hacen las bacterias,
maestras de la innovación en la naturaleza.
TI = Tecnologías de la Información.
La evolución humana ha sido una trayectoria en busca
del conocimiento. Para ello los seres humanos hemos desarrollados
tecnología: desde el lenguaje oral, escrito, la imprenta
hasta las tecnologías de la información y
la comunicación. Un proyecto exitoso debe utilizar
en forma intensiva las TI disponibles. Estas permiten hoy
garantizar la interactividad sin acceder estar físicamente
en el mismo lugar y así como el acceso y difusión
de información.
C = Conocimiento. Disponer de conocimiento no es
lo mismo que erudición. Lo importante, como diría
Edgar Morin, es tener una mente bien organizada más
que llena. Se trata de hacer buenas preguntas, más
que de andar buscando las mismas respuestas y aprender de
las experiencias. Saber sacar lecciones aprendidas, especialmente
de los errores. Para crear un ecosistema de negocios he
de especializarme y muy especialmente conocer muy bien ese
entorno e interactuar con él intensamente. Ello demanda
manejar información de clientes, proveedores, aliados,
competidores y de nuestros propios colaboradores. Los insectos
sociales son maestros de organización utilizando
el conocimiento experiencial.
M = Masa. El denominador M se refiere a perder masa.
La masa equivale a la historia, a las creencias, a los modelos
mentales que tenemos, a las formas como solucionamos las
cosas, incluso a los valores. Apegarse a ellos en tiempos
de turbulencia y cambio es una rémora, nos deja desencajados
e incluso pasmados ante la acelerada dinámica de
cambios del entorno. A mayor masa menores posibilidades
de conseguir éxitos. Por tanto, se requiere de desarrollar
la capacidad de desprenderse de los surcos de la mente para
tejer nuevos que igualmente caerán en la obsolescencia
en un futuro próximo o no tan próximo. Aprender
a aprender y a desaprender es una cualidad de los emprendedores
innovadores de estos tiempos. Perder masa (tal como la definimos
aquí) nos permite ganar flexibilidad y adaptabilidad.
La biología y la naturaleza, creo yo (y otros/as)
se están convirtiendo en el fuente de conocimiento
para hacer de lo humano y de las cosas que hacemos algo
más sustentable y beneficioso para todos. Mirar la
naturaleza y sus procesos organizativos es una fuente de
conocimiento para que nuestras organizaciones se hagan más
ecológicas y exitosas. Esta es la invitación
que les hago.
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Catenaria
- Gestión del Conocimiento
Agustinas, 1350 / Teléfono
56 - 2 - 2905404 / Mail: jmartinez@catenaria.cl / Santiago, Chile
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