Para nosotros, aprender es un asunto muy serio. No
hay nada más importante que aprender. Lo que
hoy somos (nuestras competencias, cualidades, actitudes
o valores) es consecuencia de lo que hemos aprendido
a lo largo de nuestra vida. Para llevar a cabo todas
nuestras actividades cada día aprendemos y gestionamos
el conocimiento. Nadie discute que vivimos en la sociedad
del conocimiento y el conocimiento es la principal ventaja
competitiva de las organizaciones ya que el resto se
convierte en commodities (tecnología, productos,
precios, etc.). El conocimiento por tanto se convierte
en moneda de cambio que caduca, se deprecia y devalúa
y lo tienen las personas y por tanto hay que invertir
en su desarrollo. Ahora bien, si el conocimiento es
crítico, entonces la habilidad para crearlo,
compartirlo, aplicarlo y gestionarlo es fundamental.
A esto le llamamos Aprender.
¿Qué
entendemos por aprender?
Aprender es un proceso personal
e interno por el que almacenamos en la memoria
experiencia reutilizable en el futuro y que requiere
de 3 elementos: Motivación, Tiempo y la
oportunidad de practicar y practicar una tarea
simple o compleja. Aprender (y hacerlo más
rápido que tus competidores) es la habilidad
imprescindible para sobrevivir. En un contexto
donde el cambio es una constante y lo único
que sabemos es que será impredecible y
cada vez más rápido, las organizaciones
solo pueden perdurar si ayudan a sus empleados
(y a todo el ecosistema con el que se relacionan)
a adaptarse a esos cambios, es decir a aprender.
El cambio exige trabajo colaborativo, exige uso
intensivo de tecnologías, exige innovación
y, sobre todo, exige centrarse en las personas.